Desde hace miles de años han existido hombres que voluntariamente han abandonado la sociedad para retirarse a meditar y orar en soledad, son los ermitaños y anacoretas. En algunos casos, prefirieron agruparse en pequeñas comunidades en las que trataron alcanzar estos mismos objetivos; de esta manera surgieron los monasterios, pequeños microcosmos autosificientes, que se regían por sus propias reglas. Pronto, el resto de la sociedad, deseosa de lavar sus pecados y de ser incluida en las oraciones de los monjes, fue ofreciendo a los monasterios donaciones destinadas a ennoblecer los edificios monacales.
"LOS BARRIOS MARGINALES", Por Connie Benites 4B.
Hace 15 años
0 comentarios:
Publicar un comentario